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El Señor Dice: "De lejos Yavé se le apareció: Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti.” (Jeremías 31: 3)
Los últimos días he andado meditando, reflexionando sobre el amor que Dios tiene para con nosotros; de cómo muchas veces nosotros lo describimos mal y hacemos que la gente piense que delante nuestro hay un Dios enojado, castigador y de difícil acceso.
Pero al meditar sobre esto y sobre todo lo que en todos mis años de cristiano me han enseñado sobre Dios, me doy cuenta que en muchas ocasiones hemos encasillado a Dios de una forma que su misma naturaleza no permite que sea.
Dios es el mejor Padre por excelencia, Él nos ama a cada uno de nosotros con un amor que es eterno, que jamás deja de ser, pero lo único que necesita para demostrarnos cuanto nos ama, es que nosotros podamos aceptar su amor, aceptar su perdón y comenzar a vivir una vida junto a Él.
Al meditar sobre esto, me daba cuenta de lo orgulloso que Dios ha de estar de nosotros. No por lo bueno que seamos, porque no hay ni uno bueno, no por lo perfecto que quizá pensemos que somos, porque nos falta mucho para llegar a serlo, sino porque como todo Padre amoroso, a pesar de nuestros defectos, El ve en nosotros lo que nadie más ve, aun ni nosotros mismos.
A veces vamos por la vida creyendo que Dios nos ha desechado, creyendo que por lo malo que somos o por lo mucho que fallamos, Dios ya no nos ama igual. Pero la realidad es que El sigue estando orgulloso de nosotros, no por el pecado que cometes, sino por ese corazón sensible que todavía tenemos frente a los momentos en donde volvemos en sí y nos damos cuenta que le fallamos.
Porque hay una cosa importante y es el hecho de que todos nosotros fallamos y quizá a diario, y aunque lo quieras evitar, seguramente en algún momento volverás a fallar y es porque tenemos con nosotros un cuerpo corrupto, un cuerpo dado a la carne, a sus pasiones, a hacer lo malo. Pero muy dentro de nosotros anhelamos hacer las cosas bien, anhelamos agradarlo y dejar de hacer aquello que tanto nos duele hacer en contra de Dios.
Yo me imagino a mi Padre Celestial viéndome en esos momentos en los que por debilidad le fallo, y a la vez me lo imagino extendiéndome su mano y diciéndome: "¡Hijo, vamos inténtalo nuevamente!”. Y es que no me lo puedo imaginar de otra forma, porque yo sé que a pesar de todo el sigue siendo mi Padre y por lo tanto me ama y sabe lo capaz que puedo ser para vencer frente a cualquier circunstancia.
Como cuando mi hijo hace algo que me enorgullece y me siento dichoso de ser su padre, pero eso no significa que cuando el haga algo que no me agrade, dejare de sentirme orgulloso de mi hijo. Él es mi hijo y lo seguiré amando igual, no por lo bueno o malo que hizo, sino porque sé que él tiene la capacidad para hacer las cosas bien de una forma que me agradará y yo le enseñare a hacerlo, porque lo amo y quiero lo mejor para él.
Así mismo veo a Dios amándome con amor eterno, no por lo bueno o malo que sea, sino porque Él es mi Padre y un día lo reconocí como tal, por eso Él se siente orgulloso de verme que intento cada día que Él se sienta orgulloso de mí. A veces quizá lo logre, pero muchas otras veces quizá no, pero en esos momentos en los que yo creo que él se defraudará de mí, siempre he sentido su presencia hermosa abrazándome y mostrándome lo mucho que me ama y lo orgulloso que esta que yo sea su hijo. Por eso creo que El está orgullo de cada uno de nosotros.
Quizá tú al igual que yo, no seamos los mejores cristianos, los más perfectos o los más santos, pero tu Padre Celestial que es especialista en observar nuestro corazón y la intención que hay en él, sabe lo mucho que lo amamos y la intención que hay en nosotros de intentar agradarlo cada día para que se sienta orgulloso de nosotros.
¡Vamos! No te desanimes frente a los tropiezos de la vida, al contrario, observa como tu Padre Amado, te extiende la mano, te levanta y te dice: "Yo me siento orgulloso que seas mi hijo, ¡Vamos inténtalo nuevamente!”. Su amor jamás dejará de ser si tan solo tú se lo dejas demostrártelo.
Estoy seguro que: ¡Él está orgulloso de ti!
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