"—Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.” Juan 6 35
En ocasiones permitimos que nuestro alrededor nos haga olvidar lo fácil que es vivir, y con tantas tareas diarias nos olvidamos de invertir en lo que realmente sacia.
Dios seguramente proveerá para todas nuestras necesidades, mas no para nuestras vanidades. La computadora más moderna, el teléfono de moda, ese traje Cosmopolitan, y el auto último modelo en ocasiones solo tienen el papel de distractores. Pues, ¿Para qué tanto juntar y tantos años vivir, si nuestra alma no se sacia de bien?
"Supongamos que un hombre tuviera un centenar de hijos y viviera largos años, pero durante todo ese tiempo no encontrara la felicidad y no tuviera después sepultura - en ese caso digo que un recién nacido fallecido es más feliz que él.” Eclesiastés 6 3
Ahora, no me malentiendas, no hay nada de malo en que Dios te prospere y puedas tener todas las peticiones de tu corazón, lo malo es cuando al tratar de conseguir aquello que deseas, le haces tú dueño. Llámese dinero, bienes, fama, prestigio etc. Y esto, se convierte en tu motor.
Lo más valioso que tiene el hombre debajo del sol es su tiempo, y lo mejor que puede hacer con él es invertirlo en lo que realmente sacia. Para qué vivir para apilar bienes, cuando se puede vivir para gozarnos en aquello que está reservado para los que tememos a Dios:
"Anda, pues, come tu pan alegremente y bebe gustoso tu vino, porque Dios ha bendecido tus trabajos. Lleva siempre ropas blancas y que nunca falte el óleo para perfumar tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida fugaz, pues esa es tu parte durante todo el tiempo que te afanas bajo el sol.” Eclesiastés 9 7,9
La palabra de Dios dice que dónde está tu tesoro ahí está tu corazón, y también dice: "Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar.”
¿Dedicas tu tiempo a saciar tu alma del pan de vida, o has convertido a algo más que no es Dios en el dueño de tu vida? ¿Inviertes tus horas en saciar tu alma buscando el agrado de Dios, o haciendo crecer una granja virtual en la red social? , ¿Te apasiona llegar a casa después de trabajar para escuchar la voz de Dios, o tu pasión es entregarle unas horas más de vida a ese programa que poco a poco te ha esclavizado?
Tal vez has estado buscando saciar tu alma con lo que jamás te saciarás, tal vez te has desviado del propósito divino en la búsqueda de lo que comenzó como un anhelo de tu corazón y se convirtió en tu prisión.
Hoy te invito a examinar en qué inviertes tu tiempo, ¿Estás edificando o desperdiciando tu vida?, ¿Estás persiguiendo lo que es vano, o saciándote de vida con lo eterno?
"—Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.” Juan 6 35
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