A veces envidiamos la suerte de los contemporáneos de Jesús. Creemos que, si hubiéramos tenido el privilegio de vivir en tiempos de Cristo, lo habríamos reconocido y, por consiguiente, habríamos cambiado realmente nuestra vida. Sin embargo, probablemente no nos habríamos dado cuenta de que Él estaba presente, y aunque Él nos lo hubiera dicho, no lo habríamos creído.
Pensemos, p.ej., en los posaderos de Belén. Si hubiesen sabido que Dios estaba allí, le habrían abierto la puerta, lo habrían acogido, porque eran personas religiosas, como nosotros. Pero creyeron que se trataba de refugiados de quién sabe dónde, un par de desconocidos. Y no los quisieron recibir. ¿Nosotros los hubiéramos recibido? ¿Cómo creer que Dios podría presentársenos de esa manera?
Pr
...
Leer más »