Cuando sientas en tu corazón una pena muy profunda y que con el peso de tus cargas ya no puedes más. Cuando el dolor en tu pecho casi no te permita respirar y decepcionado, miras a todas partes buscando quién te pueda ayudar. Es el momento ideal para permitir que la gracia de Dios te arrope y te envuelva. Es la ocasión ideal para depositar sobre él tus ansiedades y preocupaciones. Porque cuando tú piensas que ya no podrás más, Él te dice: "no temas, yo te ayudo, tú podrás continuar”.
Es necesario que entiendas que cuando tú sientes que ya no podrás continuar es el momento oportuno para que él se encargue de tu situación. Tú dependencia hacia él será la clave para que pases airoso esta prueba. Tú exclamas: "¡Señor no puedo más!” Y él dice: "Tu solo no puedes, pero con mi ayuda vence
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