Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan. Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas, levantarás los cimientos de pasadas generaciones, se te llamará Reparador de brechas, y Restaurador de senderos frecuentados. (Isaías 58 11,12)
Tantas veces que he sido herido en medio del combate. El campo de batalla de la vida me ha dejado muchas veces con sabores amargos y agridulces. Algunas heridas han sido más fuertes que otras dejando golpes superficiales y fáciles de curar. Pero otras de estas heridas han sido dadas de forma tan lenta y de manera tan profunda que he sentido que voy a morir del dolor. Y creyendo que no podré jamás volver a levantarme he permanecido tirado en el suelo por algún tiempo.