1.Dios te entrega un bien o muchos bienes.
2. El cree en ti.
3. Tú eres especial para él, obra de sus manos y reflejo de su amor.
4. Él te da conforme a tus capacidades.
5. Debes multiplicar esos talentos, depositarlos en las manos de Dios para que eso que muchas veces tú consideras que es poco, se convierta en mucho.
6. No escondas, ni mucho menos entierres tus talentos. Deja a un lado tus miedos e inseguridades porque cuando dejas de hacer lo que Dios te capacitó para que hicieras, estás cediéndole territorio al enemigo.
7. Dios te pedirá cuentas por lo que hiciste o dejaste de hacer con esos talentos que él te entrego. Tarde o temprano tendrás que rendir un informe, porque él viene a arreglar cuentas.
8. Él que en lo poco le es fiel (pero tiene compromiso, es obediente y se esfuerza), en lo mucho Dios lo pondrá.
9. No debemos ser negligentes ni mucho menos irresponsables. No podemos dejar de hacer lo que sabemos que es nuestra responsabilidad hacer. Tampoco podemos pretender que otro haga lo que sabemos que Dios delegó o comisionó para que nosotros hiciéramos de forma individual.
10. Si enterramos el talento o los talentos que Dios nos entregó, si no los usamos y no ocupamos el lugar que Dios nos ha dado… Se nos quitará el o los talentos y les serán dados al que si pone sus talentos a multiplicar y a funcionar para el reino de Dios. Porque al que tiene le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado.
11. El siervo inútil será echado en las tinieblas de afuera. No gozará de la vida eterna ni de las bodas del Cordero. Y eso sí que sería algo bien devastador.
12. A los que aman a Dios y le son fieles aún en los momentos difíciles, les espera una recompensa eterna pues entrarán en el gozo de Su Señor.
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